Francia le sienta bien a los Pumas. De eso no hay dudas. Basta poner un rato ESPN para volver a emocionarse con la electrizante corrida de “Nani” Corleto y el try que paralizó a 80.000 franceses en el partido inaugural. Fue en 2007, en el Stade de France, de París.
Ese 17-12 fue además el prólogo de un mundial mágico, inolvidable, el que dio origen a “los Pumas de Bronce”. Sorprendente tercer puesto. Imborrable. Pichot, Hernández, Contepomi, Ledesma, una camada que abrió una nueva era en el rugby del país.
A partir de entonces entramos en una nueva dimensión. Academias, ampliación y profesionalización de la estructura de la UAR, crecimiento en cantidad de jugadores, dinero para desarrollo. Explosión de un deporte que, medios masivos mediante, salió de los clubes de rugby. Entró en miles de hogares de distintas clases sociales.
A nivel internacional, marcó la consolidación entre los mejores seleccionados del mundo y, a posteriori, el ingreso al Rugby Championship y más tarde al Súper Rugby con una franquicia propia. Agustín Pichot, hábil hacedor de mucho de todo eso, no hubiera llegado a tanto sin el Mundial 2007. “El juego manda”, es uno de sus libros.
Pero volvamos a Francia, tierra donde el rugby compite de igual a igual con el ciclismo y el tenis, apenas por debajo del fútbol. Después de la experiencia en Japón 2019, la Copa del Mundo vuelve a una tierra que ama el rugby. Tercera vez en Europa, donde se coronaron los Springboks (2007) y los All Blacks (Inglaterra 2015).
¿Será otra vez para un país del Hemisferio sur? ¿Qué chance tienen los Pumas?
“Ser campeones”, dicen los que integran el seleccionado argentino sin ponerse colorados. Es como si en fútbol, llega un México y reclama que le hagan un lugar entre los favoritos. Apenas 4 pases de primera rueda (dos semifinales) en un total de 9 mundiales desde que se jugó el primero, en 1987.
“¿En serio son favoritos?”, me pregunta un compañero del diario que se engancha con cada seleccionado argentino que juega un mundial, de lo que sea. Sí, claro que pueden ser campeones. Y hay varias razones para pensar que sí pueden a pesar de que no llegan en su pico de rendimiento ni por asomo. Al contrario, han tenido mucha irregularidad en los últimos años, con resultados impresionantes como ganarle dos veces a los All Blacks, a Inglaterra en Twickenham o a Australia de local y visitante.
Si se habla de candidatos firmes a ganar este Mundial muchos señalan a Irlanda, campeón del Seis Naciones y con un juego prolijo y muy efectivo. Un equipazo, en realidad que sabe muy bien a lo que juega y difícilmente se vaya de los partidos. Puso de rodillas a los All Blacks y tiene jugadores en un nivel muy alto.
Precisamente, en el Seis Naciones le ganó al que para mí junto, con Sudáfrica, es candidatazo: Francia.
Los galos son locales y además tienen al mejor jugador del mundo: Antoine Dupont. Un 9 que juega a otra cosa. La contra que tienen los franceses es que no van a poder contar con el apertura que venía jugando en los últimos tiempos, el crack Romain Ntamack que se rompió los cruzados. Igual, les sobra jerarquía.
Sudáfrica, que acaba de cachetear a Gales y a los All Blacks, es el último campeón del mundo y, pese a que sigue jugando un rugby muy físico y predecible, con mucha patada y defensa, puede pelear tranquilamente por su cuarto título. Está plagado de muy buenos jugadores, aunque no tendrá al apertura Handre Pollard, que no llegó por una lesión. El 10 es un puesto clave que todavía no tiene un reemplazante que salga de memoria.
Inglaterra y Nueva Zelanda también pueden ser campeones, claro. La Rosa es un histórico que siempre hace buenos mundiales. Debutan con los Pumas, un partido durísimo para los dos. No van a poder contar por suspensión con su capitán y estratega, Owen Farrell, una ausencia de muchísimo peso por todo lo que significa. Tampoco puede estar por sanción Billy Vunipola, una bestia para poner el equipo siembre adelante.
Qué decir de los All Blacks, tricampeones del mundo, que cuando se encienden dan cátedra de rugby. Hacen todo a una velocidad y con una precisión como pocos equipos. Si juegan bien son casi perfectos. Pero estos All Blacks, a diferencia de los de 2011 y 2015 no son intocables. Todo lo contrario. Y lo sufrieron en los últimos partidos. Les sobra calidad, es cierto. Son el único equipo que jamás perdió un partido en la primera ronda de un mundial. Y en este debutan con Francia, nada menos.
¿Alguien más? ¿Gales? Puede anotarse, claro. Comparte grupo con Australia y tranquilamente puede clasificarse primero y pensar en avanzar.
Los Pumas
Qué decir de Argentina que no sepamos. Le puede ganar a cualquiera y también perder con cualquiera. Perdió por lesión en el último test de preparación a Santiago Grondona, un gran suplente en la tercera línea. Pero el resto están todos.
Quizás le haya faltado un poco más de rodaje a un 9 como Cubelli, que parece estar un escalón por arriba de Bertranou. Pero no se sabe quién arranca de movida. Ojo con Lauti Bazán que empuja de atrás.
Santi Carreras tiene toda la confianza para ser el conductor del equipo. Es un crack que podría jugar en cualquier posición. Si el “Negro” no llegara a funcionar, le sigue el eterno Nico Sánchez que viene en muy bien nivel.
El capitán Montoya es considerado uno de los mejores hookers del mundo. Hay buenos pilares, aunque quedó al margen Tetaz Chaparro por lesión.
Los forwards en general tienen altísima calidad. Nada que envidiarle a otros seleccionados. Lavanini, Alemanno, Petti, Kremer, Matera, Isa… serían todos titulares en cualquier equipo.
Entre los backs hay calidad de sobra. Mateo Carreras está en otra dimensión por su presente y por su consideración en Inglaterra. La rompe cada vez que juega. Boffelli aporta juego aéreo y eficacia a los palos. Cinti y Chocobares tienen juventud y un hambre terrible. Moroni y de la Fuente, experiencia y liderazgo. Imhoff, un crack a los 35 años. Isgró se sumó muy bien del Seven. Bogado se ganó un lugar a puro talento. Y Juanchi Mallía es titularazo en este equipo por entrega y calidad.
Entonces, ¿hay chances?
El debut es con Inglaterra, el favorito del grupo. Si los Pumas hacen un partido inteligente (no cometer penales, por ejemplo) y ajustan la defensa, pueden ganar tranquilamente.
Claro que después quedan Samoa, Chile y Japón, en ese orden. No debería haber inconvenientes, pero no hay que confiarse ni un poco. Los tres van a querer ganarle a los Pumas a muerte. Los japoneses le ganaron a Sudáfrica a puro tiki tiki en 2015. Y Samoa es, como todos los isleños, potencia física pero sin orden ni concentración.
En segunda ronda esperarían Gales o Australia, dos equipos que, si se comparan con el resto, son recontra accesibles.
Recién en semis aparecerían los “cucos”. De nuevo, no hay equipo al que los Pumas no le hayan ganado. Pueden hacerlo. Pueden ganar este Mundial. Habrá mucho apoyo de argentinos y muchos de los jugadores se desempeñan en ese país. Está todo dado para que el rugido suene fuerte. Es este Mundial, muchachos.